La evolución del ballet en la historia


Extensión de la escuela de ballet en Europa

Una vez que en Francia se empezó a conocer, otras cortes de Europa no tardaron en seguir su estilo. El ballet ruso empezó a definirse, también se haría en España, en Portugal, Alemania, Polonia, así como en otros lugares de Europa.
Se empezaron a formar compañías de ballet a nivel profesional para recorrer toda Europa, orientadas a un público asentado. El rey Wladyslaw IV Vasa, en Polonia, se encargó de elaborar una propuesta para que su país se consolidase como sede del espectáculo de la escuela Italiana, en la que incluía a bailarines de ballet en algunas de las escenas. Los más importantes especialistas que participaron en las mismas fueron Charles Du Parc, Jean Favier, Antoine Porot, Antonio Sacco y Francesco Caselli.



Extensión de la academia de ballet en Rusia

Mientras que Francia tenía un papel muy importante en la difusión del ballet, Rusia también empezaba a convertirse en una competencia importante. Llegamos al año 1950 cuando maestros como Jules Perrot, August Bournonville, Enrico Cecchetti o Marius Petipa extenderían esta forma de arte a lo largo de todo el país.
Algunas de las obras de ballet más importantes de Rusia del momento fueron “La hija del Faraón”, “El Talismán”, “La Bella Durmiente” o “El lago de los cisnes”. El ballet ruso Berioska es otro estilo de danza folclórica de las academias de baile de Rusia.



El ballet en el nuevo mundo 

A mediados del siglo XIX, muchas compañías a lo largo de Europa empezaron a realizar diferentes giras por toda Norteamérica, América del Sur y Centro América.
Fue entonces cuando se inauguraría la compañía Ballets Russes (El Ballet ruso de voronezh) en Rusia, compuesto por algunos bailarines que formaban parte de la comunidad francesa, pero que habían sido exiliados al país tras la Revolución Rusa.
En este momento de la historia queremos destacar el ballet ruso de diaghilev, también conocido como el ballet ruso de Sergei Diaghilev (quien trabajaría en “Ballets Russes”).
El ballet ruso siguió evolucionando después de la revolución; aunque es cierto que quedaba muy poco talento para entonces, esa pequeña parte fue crucial para que los conocimientos se extendieran a nuevas generaciones.
En el año 1920 se produce un estancamiento que durará hasta el 1930, lo que dará lugar a una nueva generación de bailarinas de ballet y coreógrafos. Aparece la academia rusa de ballet clásico a Vaganova que fue creada con el objetivo de formar a bailarines para el ruso kirov (considerado como el más famoso de la historia de Rusia).
Si antes había estado bien considerado por el público, en esta época sería cuando llegaría a su máximo esplendor. Las compañías de ballet nacional de Kirov y del ballet ruso de San Petersburgo (St. Petersburg), serían muy populares, dando mucho que hablar por aquel entonces.
Aquí aparecen piezas tan trascendentes que hoy en día se estudian con mucho detenimiento en cualquier escuela de danza moderna: “Romeo y Julieta”; “Llamas de París”, “Fuente de Bakhchisarai” o “La cenicienta”.
En definitiva, podemos concluir diciendo que las entidades rusas, una vez que hubo finalizado el período de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron un gran papel en obras representadas a lo largo de todo el mundo.



Introducción al ballet neoclásico 

Una de las principales lecciones para saber cómo aprender ballet consistía en conocer algunas de las principales particularidades del neoclásico.
Se sabe que George Balanchine sería pionero en este tipo de modalidad; emplearía un estilo de danza que lo podemos definir como un punto intermedio entre el  clásico y la danza contemporánea. No sería hasta la llegada de Tim Scholl, en el año 1928, cuando crearía la primera pieza para este tipo de estilo, Apollo, que hoy se estudia en los cursos de danza de las academias más respetadas.
De este periodo también queremos destacar a Frederick Ashton, un coreógrafo cuyas piezas se han convertido también en referentes importantes de este estilo. Entre ellas: Sylvia, Ondine o Margot Fonteyn.



Introducción a la época contemporánea 

Baryshnikov sería nombrado director del “American Ballet Theatre en el año 1980, empezando a trabajar con algunos coreógrafos modernos, como Twyla Tharp. Entre algunas de sus piezas más populares, destacamos la coreografía que hizo para ABT y Baryshnikov ‘Push Comes to Shove’ en el año 1986, así como “In the Upper Room” en ya su propia compañía.
A día de hoy podemos encontrar muchas entidades que tienen técnicas más innovadoras y con coreógrafos que no dudan en seguir nuevas rutinas. Sin embargo, nunca se pierde como referencia a los clásicos y los pasos de ballet y es que solo estudiándolos a ellos, la habilidad de los bailarines no tendrá límites.

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